En Parque Chacabuco hubo varias de éstas ferias itinerantes y francas; las mencionadas y otras como la de Santander entre Curapaligüe y Pumacahua, la deTejedor entre Centenera y Emilio Mitre, y otras que no conocí porque, dije antes, era pibe y mis ahíncos a esa altura no pasaban por hacer las compras, otro tema.-
Una manera de saber que cuadras eran ferias en algún día de la semana era cuando en arterias de adoquinados, se les imprimían, una ligera capa de asfalto para adecentar el piso y que las compradoras (había caballeros también) se deslizaran sin tropiezos con sus bolsas y/o changuitos.-
Nombramos algunos rubros, la memoria desempolva otros mas específicos como los que enumeramos: el huevero, el fideero de pastas secas y de frescas, la merceria con hilos , cierres y botones, el plantero, con flores, semillas, plantines y macetas, el ferretero, el panadero y facturero, la tiendita con ropas, la bianquería, con sábanas , acolchados y almohadones, la vendedora de ropa interior, obligadamente fémina, quien mira humanidad y te saca números de corpiño y de bombachas; la lista sería al infinito, otros se "arrimaban" aparte del control municipal y ofrecían pantallitas para veladores, radios usadas, en fin, un sector informal dentro de la informalidad general y algún "manolarga y atrevido mal" ofreciendo objetos robados, nada nuevo ni hoy ni antaño.-
Pero, el número atracción eran los "charlatanes de feria", sin título habilitante ni chapa ni vergüenza.- Todo sea "por vender bien y sin ofender a quien".-
Hablamos de los verduleros, la mayoría de ellos de origen italiano,tempraneros como pocos y basando su trabajo no sólo traer mercadería fresca y en buen precio, sino, vender rápido para irse; el sobrante no se retiraba casi, iba a la basura y había otro grupo típico de estos lugares, el "revolvedor de tachos", "salvando frutas y verduras del destino final ( chiquero).- El verdulero hablaba mucho, tratando de sacar buen botín primero, luego, regulando para tratar de irse pronto; también el carnicero tenía sus argucias oratorias.-
Y como eran sus pregones y argumentos, sus guiones, sus peroratas, sus deslices y guarangadas?; éste era el límite, el chiste obvio y tolerado que podía terminar en atrevimiento y retruque y hasta podrida, que las había, claro, para eso había un representante del orden a mano que era en primera instancia el inspector de la feria, regulador del funcionamiento de la feria toda, luego, si cuadraba, el agente policial a mano de la situación.-
Todo el parlamento tendía primero a fijar la atención en lo que ofrecía, sus cualidades, las del precio y ofertas, nunca haciendo referencia a las similares del colega vecino, la ética profesional ante todo; iban oteando y semblanteando el horizonte de clientes que iban como desfilando por el corredor de la feria, desde ya que conocían a las personas y ante caras familiares, tiraban el argumento "a medida" del posible comprador/ora.-
El tiempo del año y las festividades eran el contenido de los argumentos, también la temperatura, si llueve o va a llover, el frío, la primavera era un clásico, las flores y las analogías con las chicas y no chicas que generaban piropos o algo parecido, algunos extendidos al límite de lo tolerable por la audiencia; los productos ofrecidos a veces permiten alguna bromita dicha o tácita dando lugar a risitas, codazos y rubores en las damas de toda edad; que las bananas, las guindas, las hortalizas, el apio, que las bolas del toro, las menudencias como el choto uruguayo mentado fuera de contexto en éste lado del Plata; las palabras chorizo, tripa gorda, longaniza en carniceros, como bergamota en fruteros, choclo y otras daban lugar a miradas esquivas y/o cargadas de sentido en aquellas tertulias mañaneras en las ferias francas porteñas.-
Brotaban simpatías y los sentimientos opuestos, el público acude a una compra, los feriantes a la venta, eran hombres y mujeres en caminos a veces en común que no eludían complicidades y hasta parejas; al tiempo podía aparecer una clienta al otro lado del mostrador y no era casual.-
El pregón del charlatan ( dicho con admiración: se escuchaban parlamentos, gracia, capacidad de observación, oportunidad, improvisación y humor admirables e inesperados en una matinata de compras) giraba a veces a consideraciones de política y economía mundial y nacional.- Los ministros de economía y sus yerros y promesas eran un clásico, que se optimizaban en épocas de libertad y democracia, como cuando Alvaro Alsogaray ejercía de ministro de Frondizi, otro blanco el Flaco de cargadas célebres, ni hablar cuando Illia era ferozmente abordado por su aparente lentitud; vendrían muy pronto otros, demasiado ligeros, y las cargadas fueron autolimitándose, pero es historia mas reciente y dolorosa.-
La jornada terminaba con el levantamiento de los puestos; innumerables chapas galvanizadas y armazones de hierro en L y en T, que blanqueados en sintético blanco por ordenanza municipal, se "manguereaban" profusamente con agua acercadas por gruesas mangueras, conectadas a la red pública de provisión de agua potable de OSN, con impetuosos chorros de agua como así también aseando calzada y parte de veredas, por parte de los muchachos llegados con el camión ( antes con carros tirados por caballos) que retiraban todo dejando montículos de residuos (cajones, cajas, etc) en la esquina y un "servicio especial" (ese era el nombre) de la municipalidad los retiraba.- Igual, prolijidad y costumbre, no evitaban el descontento de los frentistas, que se aguantaban ruidos y radios desde temprano, olores, gritos y lo imaginable.- Era otro tiempo, casi nadie tenía un garage porque no había los autos de hoy.- Este y otras consideraciones fueron llevando a la internación (así se llamó el proceso) de estas ferias.- La de Senillosa toco internarse sobre la misma calle, entre Saraza y Balbastro, mano impar, al lado de una iglesia cristiana coreana que aún está, como así también el predio, hoy galpón de materiales del GCBA, con salida por Doblas.- Otras ferias de la zona no fueron reemplazadas por esos ámbito exclusivos.- Hoy no están (desde 1976) éstas ferias; de las más completas e importantes sobresale la de la calle Juramento ,en Belgrano, internada en un predio de una manzana en el cruce con Ciudad de la Paz (también la de la calle Brasil y Salta en Constitución, también internada); aún en funcionamiento en un barrio especial (Belgrano) y con aditamentos extras como casas de comida, pero es otro barrio, y tendrán sus hijos para hablar de ellas.-
Aún queda vida de éstas ferias tan particulares; es en las del Gran BA, conozco las de Lanús, Lomas, Ezeiza, Monte Grande; conservan muchos rasgos de aquellas porteñas que hemos abordado; todavía subsisten aquellas formas de sociabilidad y economía tan recordadas con otros protagonistas, de un lado y del otro del mostrador siguen vivas aquellas formas evocadoras de las ferias en la América española, las de la naciente patria y las de la Europa mediterránea.- mc
Foto: excelente imagen del recordado Sammer Makarius, fotógrafo nacido en Egipto y llegado muy joven a BA, donde llevó a cabo su monumental obra, un clásico en la historia de las imágenes de la ciudad de BA.- mc
Foto: excelente imagen del recordado Sammer Makarius, fotógrafo nacido en Egipto y llegado muy joven a BA, donde llevó a cabo su monumental obra, un clásico en la historia de las imágenes de la ciudad de BA.- mc
Hola Luna y misterio, muy bueno el blog. Gracias!
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