jueves, 8 de junio de 2017

AQUEL ECHARPE DE YEMA SIGUE FIRME CADA INVIERNO EN LO SUYO.-

                                           Un echarpe, un simple echarpe cargado de historia;  en aquellos años 60 se lo llamaba también bufanda, pero le decíamos en casa echarpe y evitábamos el por entonces algo fi-fi bufanda, pero era uno y otro; echarpe, recuerdo,  era una denominación  más de barrio-barrio hablar de echarpes y no bufandas, que sonaba a modernoso entonces, hoy ya no;  por eso insisto cuando lo ando mimando a partir de su apelativo primario.-
                       Es de principios de los 60, entonces era algo o mucho más voluminoso, en color gris más vivo (hoy se le han agregado amarillentos bordes como apergaminados detalles que delatan el paso del tiempo sobre su  textura aún vigorosa), luego el tiempo como a las personas, los va encogiendo para quedar algo apelmazado y olvidado; me acompañó en los fieros fríos
aquellos en la primaria, secundaria y universidad; siempre con la misma respuesta cálida y bienhechora,cuidándolo al como elemento candidato al extravío; paraguas y echarpes están al tope de los objetos perdidos y me imagino las empresas de colectivos podrían dar testimonio de ello: la cara del empleado de línea que recibiera tal consulta sería epopéyica.-
                         Lana de primera la materia original y las manos prestas de Yema; señora italiana de cierta edad, amiga de la familia que semanalmente pasaba por casa; con un plus entre amigos y conocidos: era "paesana" de Toscana en Italia y confidente o algo así de la nonna; de familia medianamente adinerada en épocas de Mussolini, debió emigrar junto a su esposo, una hija en Venezuela, otra en Argentina y un vozarrón que todavía nos resuena; tejedora compulsiva aunaba gusto y dedicación y las pruebas las tuvimos durante décadas, salvándose del olvido éste humilde echarpe, casi una "pieza menor" en su variada y prolífica producción, con sus agujas veloces que acompasaban su verba inalterablemente italiana y altisonante  con contenidos sabiamente críticos hacia casi todo......gente de antes.-
                              Yema vivía en la calle Viel, casi Cobo, en lo que  hoy conocemos como un ph, junto a su hija argentina, esposo de ésta e hija de ambos, dueña de los ojos verdes no ya más bellos, si más extráñamente verdes entre la infinita escala de verdes existentes  o que he observado en años.-
        A su manera y adecuada a los tiempos Yema era una promotora cultural; su amiga, doña Benedetta (mi nonna) acostumbraba concurrir por lo menos una vez al año al Colón en compañía de toda la familia; se sacaban las entradas(alquinado un palco) con anticipación en el mismo teatro; bien,Yema se ocupaba de ir a "hace la cola" para la compra de entradas y como recompensa también concurría al magno escenario porteño integrando la comitiva; eran todas ellas dilettantes de la ópera y fieles oyentes de radio  Del Estado o Nacional, también la municipal 710 am de entonces,  irradiando  noche y día música clásica entre  sinfónica y óperas, también radioteatros de los clásicos en español, ibéricos y nacionales.-
                             Yema integraba una grey de hijos de la Toscana  de buen pasar escapados durante la era del Duce; recuerdo a Nella, otra tanita colosal y "pieza única" habitante del pasaje Timbúes de Boedo,pasaje mentado por poetas del barrio.-
                           El  echarpe sigue engrosando  su foja acumulando inviernos; y en éste de 2017 me acompaña fatalmente apelmazado, con un par de agujeritos que no hacen más que hablar de una impecable trayectoria; tampoco nosotros estamos igual a ayer siquiera, seguimos poniendo el hombro para que se repose sobre el mismo el querido echarpe tejido por doña Yema.-mc

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