domingo, 7 de mayo de 2023

FRUSTRADO ELECTRICISTA DE AUTOS, LOS BURROS Y BENDIX NO ERAN PARA MI....


Taller mecánico de José Marenghi, así ostentaba en gran cartel el frente del taller ubicado en Zañartú entre Senillosa y Doblas, pleno Parque Chacabuco.- Don Marenghi era un señor grueso, amable y de buena voluntad siempre, además buen mecánico de autos; y bien organizado en su taller, contaba con un camión  de auxilio, dotado de una pluma para remolcar vehículos hasta su taller, recuerdo pintado con sus datos sobre un fondo verde agua, no cualquier taller tenía remolque propia para sus clientes.-
El taller, ubicado enfrente del paredón de la actual Edesur sobre la calle Zañartú, tenía adelante un taller de electricidad del automóvil, cuyo propietario era Egidio Iorio, un muchacho entonces de unos 35 años, un joven, a quien recurrió mi tío Godofredo que vivía en la otra cuadra casi av. La Plata, para "colocarme" un verano de vacaciones estudiantiles para "que no ande callejeando", y de paso "aprender un oficio".-
La intención de mi tío era buena, pero no comulgué finalmente con la chance de aprender el oficios de electricidad del automóvil.-
Era un tallercito mínimo, adosado al de Marenghi, el mecánico, y tenía buena clientela que acudía a reparar el burro, el Bendix, a cambiar lamparitas, en fin, todo el oficio del electricista de automóviles....
Mi tarea era limpiar piezas con kerosene o nafta, a cebar mate, a alcanzarle a Egidio las herramientas, a barrer, hacer algún mandado a comprar yerba, azúcar, galletitas, en pocas palabras, una tarea secundaria por demás pero útil para aprender para un pibito de 11 años durante las vacaciones de verano.-
El fin era familiarizarme con las herramientas, las piezas eléctricas del automotor, algo lógico y bien encaminado.-
Cobraba unos manguitos que recuerdo eran 120 pesos moneda nacional, cada sábado al mediodía, y volviendo a casa recalaba sin falta en un despacho de pan y facturas de Viel y Zañartú, la compra era algo monótona, invertía casi todo lo ganado esa semana en gomitas masticables de eucalipto.-
Pasaban los días
 y no era mi vocación los bendix, burro de arranque, alternadores, lamparitas, cables, fichas y otros artículos imprescindibles para ser electricista del automóvil, o por lo menos ayudante..... no había caso, no aprendía.... hubo un final abrupto....
Una tarde cae un jeep Ika tipo carrozado de una panadería-confiteria, no recuerdo cual del barrio; eso si, de la puerta trasera, abriéndola, aparecía una estantería completa con facturas recién horneadas.- Lo imaginable....primero una medialuna de grasa, después un pan de leche, un sacramento, un vigilante, una bolita, otra bolita, estaban sabrosísimas.... no estaba sólo, me acompañaban en la laboriosa tarea dos o tres mecánicos del taller del fondo, el de Marenghi.... todo parecía una diablura mas o menos lógica   entre muchachitos de un taller.....
Por la tarde, al finalizar casi la jornada de trabajo cayó el panadero, y la hecatombe, el trabajo  no estaba hecho y ni siquiera empezado..... no aceptó explicaciones de Egidio, el dueño del taller de electricidad, eso si, pataleó el panadero ; "se morfaron casi la mitad de 30 docenas (exagerado el hombre) de facturas......
Todo terminó de la manera imaginado, el taller de Egidio Iorio se quedó sin ayudante, es decir, se quedó sin mi, y yo sin laburo.....los burros de arranque  no eran para mi....mc


 

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