Marcos Zucker, actor argentino, Mar del Plata en una imagen acorde a como era hacia los años 60 y unos clásicos paquetes de garrapiñadas.-
Fue así: principios de los 60, canal 8 de tv de Mar del Plata, en Luro e Yrigoyen, domingo por la noche, programa humorístico con Marquitos en el elenco; Claque improvisada, sin saber que era eso,eramos inducidos a reír y aplaudir, entre cámaras y decorados un grupo de veraneantes y mi madre acompañándome; parábamos a metros, en el hospedaje Yrigoyen, donde a las 6 de la mañana comenzaba el desayuno y se anunciaba con un estridente pito recorriendo los corredores del hotel.- A las 7 hs ya no había ni rastros del reglamentario caféconlecheytresmedialunas.-
Marquitos bien empilchado que finaliza un sketch y se abre paso entre los presentes, pasa frente a mi y me acerca un paquete de crujientes garrapiñadas acompañadas con un "toma pibe".- Lo había utilizado para el sketch, un personaje más ese tubito de celofan con "garras" dentro que no olvide nunca.-
Mar del Plata tenía ese aire pueblerino que exhala la postal de arriba; Zucker a partir de ese insignificante e impensado gesto ocupó en mi un lugar de preferencia como actor y hombre del espectáculo.- Murió en 2003, era judío, hijo de polacos inmigrantes y habiendo nacido en Buenos Aires, porteño arquetípico fue un espejo para conocer esa generación de gente del espectáculo (había nacido en 1921) y que en alguna entrevista lo escuché con lágrimas en sus ojos exaltar su crianza en un conventillo del barrio de Abasto (calle Zelaya entre Jean Jaures y Anchorena).- Judío bien porteño, tanguero, sufrido, lacrimógeno y con un dolor que lo acompañó hasta el final: la desaparición de su hijo Roberto a manos de la dictadura setentista.-
Actor multifacético: comedia, humor, drama no le fueron ajenos,pero el de clown fue su papel preferido; familia numerosa de 9 hermanos, su padre era sastre y cantor de sinagoga; dijo alguna vez haber conocido al vecino más famoso del abasto: "Gardel me tiraba chirolas al pasar..." ; tenía 14 años Marquitos cuando el zorzal levó su canto al infinito en 1935.-
Aquellas garrapiñadas me unieron al recuerdo de Marquitos, ese payaso quejumbroso que pobló de lágrimas y sonrisas los escenarios argentinos.-mc
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