Pero fue Héctor Varela con su ágil estilo muy apto para realzar el tempo de la milonga, que con amplia presencia en medios radiales y en bailes en clubes durante todo el año más los bailes de carnaval que tenían vida autónoma y constituían una forma de llegar masiva e intensamente a los destinatarios, sumaba la voz de Argentino Ledesma en su cenit interpretativo con Varela, conformando un éxito inolvidable por aquellos años.-
Era una milonga que sonaba imperiosa en las radios y en los bailes, en los hogares y en las esquinas.-
Su letra habla de una muchachita de barrio de cadencioso andar, como el "majestuoso andar de las porteñas", una cadencia evocadora (para el autor) de "una milonga juguetona y callejera"; no faltan "los piropos que te dicen los muchachos..."; tampoco una "vinchita argentina (en su cabeza)que es todo tu orgullo..."; unos "...taquitos provocando en la vereda"..que "la coronan la más guapa y más porteña..."
Fue un gran éxito y un estilo vinculante con otros temas afines que desarrolló con gran éxito la formación de Héctor Varela.-
Las esquinas cantaban en otra sociedad sin tv y con mucho café-bar ,con madrugadas al amparo de la amistad y la barra fiel y seguidora, fenómenos extraños a las actuales formas vigentes.- Y esa muchachada cantaba como es fácil imaginar los tangos y milongas de moda entonces.- Y cantaban letras hechas a partir de las melodías de moda acoplándoles letras alternativas que recreaban la picaresca del muchacho de entonces; esquinero, obrero de fábrica o taller de barrio, oficinistas o comerciantes de una ciudad de intensa ocupación laboral, de estudiantes en escuela-fábricas, en universidades y escuelas nocturnas que posibilitaban la formación profesional.- Esos muchachos, esa época, esa sociedad se permitía letras alternativas y "prohibidas" como la que podemos leer en ésta alternativa a la original de "Silueta porteña", adecuándose a la métrica que impone la original pieza.-
Además, el texto habla del mismo personaje que en la letra primitiva (una muchachita porteña de barrio, bailarina ella), solo que hace jugar otros elementos acordes con la picaresca y gracia porteñas de los muchachos de entonces en ese Buenos Aires tan distinto al actual; igualmente no desentona leyéndose hoy cuando las analogías y situaciones son extremadamente lanzadas y a veces fuerzan aún la comprensión, rayana en la agresividad gratuita y extrema, muy distinta a aquellas formas que como ésta letra esquinera y alternativa constituían un estilo, el de las letras de las comparsas y murgas de carnaval que animaban corsos y espectáculos teatrales en aquella ciudad perdida de la que tenemos igual reminiscencias como con ésta letrilla alternativa.-.
Una observación clave: el autor, no puede ser más anónimo ni más esencial...El Mocho..o sea, el barrio, el muchacho esquinero que deja su impronta como uno más, con un apodo común que mucho no dice y dice todo al mismo tiempo.-
Fuente: la imagen del original que vemos reproducida perteneció a mi hermano Luis, él era uno de esos muchachos esquineros de Picheuta y Zellarayán, nunca supe quien pudo haber sido El Mocho, tampoco interesaba ni tampoco hoy.- mc
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