En 1958 se reverberó el virus cobrándose vidas y dejando consecuencias en discapacidades motrices y cerebrales a cientos de personas; la conmoción sin los medios de comunicación de hoy, fueron igualmente profundos y replantearon hábitos y costumbres.-
Nuestro barrio de Parque Chacabuco no fue en absoluto ajeno a éste fenómeno que hoy se repite con la pandemia del coronavirus; preocupación y movilización de los vecinos como en aquel 1958 cuando la alarma involucró a todos.- Y recordaré como se vivió aquel momento tan trágico como el actual (más alla de haberse morigerado, el coronavirus aún subsiste y se cobra vidas diariamente) .-
Teniendo entonces menos de diez años de edad recibíamos las recomendaciones de los estamentos estatales y de la escuela en particular; y el barrio respondió de una manera ejemplar a la emergencia.-
Recuerdo perfectamente las medidas de higiene puestas en ejecución colectivamente y en nuestras casas.- Y para destacar recordemos la tarea solidaria encarada por los vecinos que casi espontáneamente y con sólo el impulso de sentirnos cerca y compartir el barrio y sus necesidades nos dedicáramos aún los chicos a higienizar calles y veredas del barrio.-
Se pintaban cordones y árboles con cal al agua, muros y casas abandonadas y todo elemento donde pudiera alojarse el virus de la polio; luego, mucho después ,se comentó que toda aquella tarea no era totalmente útil, pero si unió y creo lazos entre vecinos como pocas iniciativas lo logran.-
Los pibitos aquellos de los años 50 nos sentiamos en aquella gesta y cada vez que la recordábamos, auténticos héroes civiles, nos moldeó positivamente en aquella etapa indeseada pero acuciante, cuando comprobábamos como atacaba aquel flagelo que dejaba víctimas mortales y discapacitados motrices; penuria que sería atacada por el hombre y la ciencia encontrando la salida a tan pavoroso flagelo.-
Las vacunas Salk y la Sabin posteriormente, atacarían a aquel virus que dejó tantas víctima y tanto dolor en la sociedad argentina y en el mundo.-
Es una historia chiquita y seguramente repetida en cada rincón de la ciudad de Buenos Aires y en el resto del país; fue una toma de conciencia generalizada y tuvo mucho que ver en la iniciativa la conducción de los mayores, algunos padres, otros abuelos que se pusieron al hombro la recomendación de llevar a cabo la iniciativa mencionada, encargándose de conseguir los elementos para la gesta que presente en los recuerdos, la consigna era cal, brochas y tachos y ponerse a trabajar......como por mágico ensueño en pocas horas cordones, árboles y columnas eran blanqueados y lucía distinto el barrio y la ciudad toda; fueron limpiados terrenos baldíos, casas deshabitadas y todo aquello que pudiese ser albergue del temible mal.-
Hoy, quienes hemos vivido aquella muestra del infierno en directo, nos crea un paralelo con la actual pandemia del coronavirus; nos insta a preocuparnos y a estar alertas y movilizados ante la emergencia.- Como su fuera poco, el dengue acecha nuevamente en los centros urbanos del país, que bueno existiese una iniciativa como aquella, cuando los medios no tenían el desarrollo de hoy, pero, tal vez, era otra gente esa gente que fuimos nosotros mismos entonces, distinta a la actual.....tema arduo por cierto que requiere un intérprete y sobre todo acción, "menos palabras y a las cosas", como apostrofaba un filósofo español hace casi 100 año y tiene vigencia absoluta.-mc
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