Ésta si es una antigualla, pero grata, y nos salvarán sólo las cosas gratas.-
En un tiempo no muy lejano los amigos se invitaban mutuamente a "tomar la leche"; era, además de cumplimentar un hábito propio una demostración de amistad o de buena onda adecuado a los término de hoy; hace poco una empresa láctea recurrió a un slogan evocador de sanas costumbres; ante el cambio de hábitos y su reemplazo por la ida a costosos locales de alimentos chatarras universalizados mas allá de ideologías y de bloques de poder mundial, ante la pérdida de ventas y presencia casi nula en el mercado de los chicos y adolescentes resuena un "a tomar la leechee.." en un desesperado intento de retomar esa sana costumbre caída en desuso.-
"A tomar la leechee", reminiscencias de casas con patios y chicos en las veredas jugando sin riesgos en épocas pretéritas, y que no volverán, como ese pregón, ya no en nuestras madres ni en las actuales sino exteriorizado en puntuales campañas tendientes a "recuperar el mercado" que ha fugado a costas más gratificantes, parece ser.-
En Buenos Aires y parte del país por los años 30 a 50 se estilaron lo que dió en llamarse "bares lácteos", una audacia citar lo de "bar" sin que implique una sola gota de alcohol, pero así fue y tuvo su auge.-
"La Martona", empresa láctea líder a comienzos del siglo XX agregó a su expansión estos bares tan particulares.- Y otras empresas lo siguieron,también particulares e independientes; venta de productos lácteos y otros afines, cifrados a partir de la leche y sus derivados mayormente.-
Del centro se irradiaron y todos querían " ir a la lechería".-
Don Vicente Casares fundó "La Martona" aludiendo al apodo de su hija Marta, portentosa muchacha pareciera haber sido, alimentada lácteamente sin duda y madre luego del escritor Adolfo Bioy Casares.-
Mi barrio tuvo su lechería, o dos; la mas perdurable regenteada por un español aunque bajo la éjida de "La Vascongada", otra empresa del ramo presente en el barrio sobre Picheuta entre El Artesano y Saraza; pero "La Martona", la sucursal barrial de un fenómeno urbano argentino sin igual en aquellas décadas que citamos, estaba exactamente en Picheuta 1925, y era "la lechería de Humberto", don Humberto Paterno, delgado, de rostro pálido y enjuto, con su chaquetilla color caqui impecable siempre, hincha de Independiente y luciendo la famosa delantera de los años 50 con Grillo, Ceconatto, Bonelli, Lacasia y Cruz (solo les faltó salir campeones) en una retrato elevado fijado con vistoso marco sobre la pared y la foto en colores recuerdo, somo si lo estuviera viendo; además Humberto con la radio encendida todo el día pero eso si, con música clásica de Radio Del Estado de entonces.- No otra emisora, ni tan siquiera un tanguito meterete y de oceánica difusión entonces, pero no..solo sinfonías y operas....
Una ventana abierta a la calle, la puerta de ingreso con cortina anti-insectos con pelitos (típica de aquel tiempo) una heladera para helados y las 3 ó 4 mesitas pequeñas de mármol como se veían en el centro y caracterizaba a las lecherías entonces.- Paraban allí los pibes de 13 a 19 años del barrio; era una juerga sin control todo aquello; la edad y la tolerancia de Humberto predisponían a ese clima impar.-
Eran muy jodones estos pibes atrapados aquel tiempo en el auge de la bicicleta de carrera (actividad la ciclística fomentada fuertemente por el gobierno de entonces); estaban entre ellos mi hermano Luis y otros como Fortino, Beto, el turco Emilio, Juancito, y otros inolvidables frecuentadores de la lechería de Humberto.-
Hubo una chanza o joda memorable; uno de los habitués, ciclista como todos, había dejado su "dos ruedas" apoyada en la pared de ingreso al local pero en la vereda, con la rueda delantera asomada a la puerta, cuestión de vigilar la permanencia del rodado en su lugar; que hicieron los jocosos??... sale uno a la calle, desacopla la rueda delantera visible desde el interior de la lechería dejándola observable para la atenta mirada del dueño de la bici, y se lleva el resto, casi todas la bicicleta; pasa el tiempo y el quía tranquilo, llega el momento de irse, sale a la calle dispuesto a montarse en su bicicleta que consistía ahora solo en la rueda delantera apoyada en la pared y visible desde adentro del local; para que¡¡¡.... se puso como imaginamos....duró la joda hasta que la desesperación colmó malamente a la víctima; apareciendo el resto del rodado en medio de la risotada cachadora de los buenos pibes que transformaron el hecho en un clásico de la barra.-
El tiempo fue demoliendo casi todo, las lecherías y mas en un barrio, no tenían mucha razón de ser, los pibes a la colimba, al casorio y el cambio de amigos y hábitos, Humberto convierte su lechería en almacén, con expendio de kerosene suelto, también suelto el aceite comestible, fideos sueltos en cajoneras, azúcar con la palita de chapa, en fin, cambio todo; solo perduraron el cuadrito de la famosa delantera de Independiente y la música clásica resonando entre pedidos de "cien de mortadela de bocha,don Humberto", "me la anota Humberto?, el Cholo cobra mañana sin falta y estoy aqui..", "los chicos crecen y uno se viene abajo", "murió el taxista de la cuadra, el italiano, pobre gente.." "mirá a la Paulita,tan linda, claro,tenía que pasar, ya le hicieron el bombo", "lo echaron a Perón y esto se pone jodido Humberto, no sé que pasará en éste país".....en medio de todo esto llegaba un pibito de 7 años "haciendo los mandados"...quien llegó a conocer fugaz e indeleble el paisaje ....
A la memoria de Luisito.- mc
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