domingo, 4 de febrero de 2024

EL OJÍMETRO: COMO SE VIVÍA ANTAÑO Y HOY LA MUERTE DE UN SER QUERIDO.- NOTA DIECISEIS.-


                                                         El ojímetro no es más que una mirada de un supuesto buen observador sobre fenómenos sociales; en éste caso, aspectos de la vida diaria de los habitantes de un barrio porteño, nuestro barrio de Parque Chacabuco.- Una mirada común sobre aspectos comunes algunos y no tanto otros.- Sin apelar a estadísticas o miradas con el auxilio de marcos teóricos o ensayos sobre la vida en la ciudad que son valorados, pero en éste caso recurrimos a la memoria y a la observación tal cual se dan, espontáneamente y lo más directas posible.-

                     La última etapa de una vida es objeto de cierto olvido voluntario y se dice a veces, vivimos como si nunca nos alejaremos de éste mundo, como si fuésemos a ser eternos.-
                    El contraste con otra época es notorio; sólo alcanza con repasar conductas, frases y situaciones vividas ante la pérdida de un ser querido en tiempos idos; recordando o consultando con quienes lo hayan vivido.-
                      Hoy los velatorios son casi una antigualla; tienden a desaparecer; no se observan en la calle los cortejos tan comunes en otros tiempos.- Hoy se recurre a la cremación y los cementerios son una pieza de museo.-
                     En éstas líneas sólo describiremos, sin expresar consideraciones de valor u opinión de lo que está o no, del "deber ser" o evaluaciones semejantes,  es un tema muy personal y de la esfera íntima de una familia y de las personas.-
                     Los velorios antaño en el barrio eran  un acontecimiento.- Lo acompañaba previamente una colecta a cargo de una o más vecinas que recaudaban una contribución para encargar ua ofrenda floral para el difunto/a: la cual ostentaba una banda con una frase repetida: "tus amigos del barrio" o "Los vecinos del barrio", o frase por el estilo .-Los velorios se hacían generalmente en la misma casa del difunto y la presencia para los vecinos, familiares y conocidos era un imperativo.- Se instalaban unas urnas en el ingreso donde había unas tarjetas de la empresa de pompas fúnebres y una lapicera para señalar por escrito la presencia de cada familia o individualmente de los presentes.-
                       Un empleado de la empresa vestido de riguroso luto recibía a los concurentes, orientaba a los visitantes y ostentaba un nombre algo hiriente: era el lacayo (sirviente en pretéritos sistemas de poder).- Existían las plañideras, mujeres encargadas y contratadas a tal fin para llorar al difunto, práctica muy antigua y mencionada su existencia desde la antigüedad en la Biblia.-
                        Los vecinos se acercaban en distintos horarios de acuerdo a la disponibilidad, casi siempre cada delegación familiar incluía los niños de la misma.- Algo caído en desuso  a partir de los años 80 cuando se evitaba la concurrencia de niños al velorio.-
                        Capítulo aparte algunos derivados del acontecimiento general de la muerte de una persona; los velorios eran escenario de relatos de humor entre los presentes en  algunos casos, los famosos chistes de velorios, casi un género en la especie.- También un derivado lúdico, los allegados solían jugar a la quiniela la edad del occiso, la fecha, o el 47, en la jerga señalado como "el difunto", o el 48 "el muerto que habla".- También alguna señal relacionada con un número que era asimilado para apostar en los juegos de azar.-
                       Generalmente el lapso del evento se extendía por lo menos una madrugada, cuando no dos.- Los más directos del difunto o los familiares pasaban la noche acompañando a los deudos.- El cortejo incluía hasta los años 70 una carroza tirada por caballos negros y otras unidades portacoronas algunas y transportando los deudos mas directos del occiso hacia el cementerio.-
                             Las flotas de carrozas fueron reemplazados aproximadamente hacía fines de los años 60.- Como dato anecdótico digamos que cada carroza era mencionada como una yunta, por los caballos que la impulsaban, posteriormente cuando pasaron a ser vehículos automotores siguióse llamando yunta a cada coche mortuorio.-
                  El momento del cierre del féretro era el más dramático con los deudos en primer plano; partía el cortejo realizando una vuelta a la manzana del domicilio del difunto, ayudando  la generalización de la información sobre lo sucedido y a quien/quienes.- Se acostumbraba servir cafe o algún refresco, o alguna copa alcohólica a los presentes en el velorio; cuando se generalizaron las salas velatorias para el acto respectivo, se agregaron algunas novedades como servir refrigerios, etc.-
                    En las ceremonias  mortuorias de antaño se sacaban fotos del acto; del difunto en su sitio y de los presentes, también del momento de la partida y  de las ceremonias llevadas a cabo en el cementerio.- Hace añares ha caducado ésta práctica tan especial, donde quedaban registradas escenas únicas en la vida de una familia.-
                     Había de acuerdo a la actividad del occiso o a instancias de él en vida o de algún familiar el agregado de alguna representación artística, musical casi siempre que coincidía como decíamos con la actividad y/o voluntad del difunto.-
            Particular impresión causaban las pompas dedicadas cuando el difunto era un niño/a.- Carroza blanca y féretro del mismo color.- Cuando algún cortejo recorría las calles con una situación como la descripta despertaba hondo pesar a su paso, se conociese o no al fallecido.-
                        El ingreso a alguno de los cementerios de un nuevo habitante implicaban tediosos trámites a cargo de la empresa o cocheria interviniente.-
                    Otro personaje de otros tiempos era el "lechuza", alguien en alerta cuando una persona se hallaba en situación terminal en algún nosocomio oficial y pasaba el dato a cambio de una comisión  a una cochería, que así trataba de vender su servicio; la proliferación de las obras sociales hicieron si no desaparecer, por lo menos, desalentar la tarea de personaje muy deleznable.-
                    Completaba esta etapa hacía el destino final una misa de cuerpo presente en la capilla del cementerio, de rito católico; hoy con la proliferación de creencias e interpretaciones de estos sucesos, se han alterado los ritos y costumbres.- 
                 La visita al cementerio es otro capítulo que ha variado enormemente.- Hoy los cementerios parecen sitios abandonados, escasa presencia de deudos y abandono casi total de las instalaciones.- Otrora la visita de los deudos más directos era regular y   extendida en el tiempo, hoy es casi nula.- mc
Foto: imagen de una acera y casas en un sitio del barrio Parque Chacabuco, foto propia.-mc