martes, 29 de octubre de 2013

UMBRAL Y VEREDITA DE DON ISRAEL, EL CARPINTERO DE PICHEUTA...

   El mismo mármol, la mismísima vereda de hace más de 60 años.....Picheuta al 1900, vereda impar, en ese umbral hace muchísimo tiempo mi viejo me sentaba y esperábamos las "maderitas" que me regalaba don Israel, mientras conversaba con mi padre de me imagino tantas cosas, que el gobierno, que el país, que la guerra, que Europa, que la Guerra Fría, que la reconstrucción de Italia, que Medio Oriente....vereda, umbral, marcos, todo sigue igual a entonces. cuando don Israel, un judío askenazi más bien pobre trabajaba la madera en su banco de carpintero, y sacaba viruta y maderitas para los pibes del barrio....
     Salían de allí placares, mesitas, sillas, muebles, y los consabidos recortes que constituían para los pibitos del barrio el elemento de rezago junto a fierritos, chapitas, carreteles y otros desechos de variada procedencia y constituían nuestros elementos de juego, nuestra manera de entretenernos más allá de jugar a a pelota, a la escondida, rayuelas y otras "ocupaciones" típicas de hijos de familias humildes en un barrio porteño en plenos años 50.-
                    Don Israel, sonrisa amplia, rubio, muy rubio, pecoso por demás, escaso cabello, cachetudo, más bien bajo de estatura, con una sonrisa permanente y enmarcando sus ojitos pequeños unas gafas de carey a media asta sobre una nariz prominente; trabajaba solo, detrás del local, con entrada también  sobre un pequeño corredor, su hogar, viudo como era convivía con dos de sus hijas. Rosa y Elvira, una tercera casada y llamada Chola los visitaba semanalmente acompañada de su pequeño hijo.-, Había un cuarto hijo, argentino como sus hijas que había migrado a "norteamérica", llegaban sus cartas periódicamente contando maravillas de la vida en el norte.-
             Askenazi del este europeo, no era el único, eran épocas de intensa migración aún, de europeos castigados por las hambrunas en su momento en los países beligerantes, luego en los procesos de reordenamiento territorial y las purgas y divisiones de áreas de influencia que llevaban a cabo los poderosos del mundo aquél, tan convulsionado de la posguerra.-
             Bonachón don Israel; no era el único entonces, en un barrio multicultural y tolerante, Argentina había sido  por aquellos años puerta de ingreso de variadas colectividades que convivían en un contexto de paz y tolerancia.- Crecimos en esa Babel de idiomas, gestos, conductas, pasiones y solidaridad.-
                    En las noches de verano cuando se llenaban las veredas con  nuestras sillas y nuestras voces, don Israel ocupaba el frente de su casa con sus hijas y el hijito de Elvira, su pequeño nieto, sentado en una silla de paja (en casa de carpintero....)más bien baja, de allí saludaba al nutrido vecindario que volvía de una jornada de trabajo y/o estudio.-
                Imborrable los ojitos vivaces de don Israel leyendo su infaltable periódico de la colectividad con sus sorprendentes caracteres, sus inentendibles títulos en hebreo que despertaban curiosidad y sorpresa; pilas de esos diarios que recibía periódicamente con avidez y regocijo dormían sobre un cúmulo de tirantes y maderas varias en la carpintería de don Israel, quien, asomando sus ojitos por arriba de sus anteojos recibiendo nuestro pedido reiterado: "don Israel, tiene unas maderitas para darme?"......mc
                    
   Foto propia.-mc
    
   
 

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