lunes, 25 de abril de 2016

CALLE CORRIENTES, UNA A-VENIDA AL TIEMPO TRANSCURRIDO.-

                   La avenida màs famosa (igual es tema generacional  y de opiniòn lo de "màs") de Buenos Aires incongruentemente se la denomina "calle", es avenida aunque fue calle y tiene la lozanìa intacta (o pareciera...) ante la  actual retirada de los vecinos de las calles y el refugio en los shopping, ferias y  sustitutos, que han pacientemente crecido como aglutinantes  de las horas de ocio de los porteños.- Las causas son archisabidas y ocioso referirse a ella cuando es otro el objetivo.-
      La calle Corrientes, avenida cèntrica con nombre de una provincia del paìs, una provincia con fuerte personalidad, con mùsica propia y hasta un idioma precolombino que convive con el oficial de èsta naciòn poscolombina.- Calle Corrientes, seguramente la arteria mas mencionada en tangos y literatura afìn.- 
       El calificativo famosa/o para un barrio, calle o  avenida es restringido a un momento determinado; se ponen de moda barrios, calles, paseos, etc., aunque en el caso de Corrientes  su lozanìa es indiscutible, o casi.-
              Ademàs cada generaciòn tuvo su diàlogo con la ciudad y sus ìconos, sus modas, tendencias, artistas y fenòmenos.- Corrientes , la calle Corrientes, atraviesa generaciones, èpicas, modas, clases sociales, "revoluciones" y "contrarrevoluciones" de añejosy  remozados pelajes.-
      Provincianos y porteños la  rechazaron/adoptaron (a la calle Corrientes) a regañadientes a veces y ciclicamente; vamos afinando la mirada y la imagen nos remite a un momento, una època, un mundo y ciudad, generaciòn y clase social.-
       La imagen muestra la calle en su altura entre Suipacha y Esmeralda, claramente; otro indicador si no ùnico si paradigma de èste lugar: vecinos de la ciudad y del conurbano, muchos y mas que de cualquier otro sitio ciudadano suelen reconocer de inmediato el lugar y la altura; ayuda claro el  lungo de  fondo, pero sobre la mano hacia el Bajo  (no siempre fue asì la mano), el Gran Rex cine y enfrente, tapado, imaginamos al Opera; mas hacia adelante en la imagen sobre la derecha siempre, un letrero con la frase Palacio, mas enmarañado se completa la frase con "de la pizza", otro faro porteño de muzzarella en la city de las pizzas, enfrenten (tapado por el bus Leyland), entonces como hoy està Las Cuartetas, otro templo del "buon mangiare"; la garita policial es en el cruce de Suipacha, los taxis Di Tella predominando, hablan de los años 60; los Falcon, algùn fiat 1500, y  los Leyland en èste caso el 26, el enorme y entrañable 26 (seguimos afinando la mirada), de Parque Chacabuco, mi barrio, parte de Centenera y Castañares y tiene en el bar El Atlàntico (fenecido ya) su cuartel general de planillas, boletos, monedas y colectiveros "reponiendo paciencia" que luego desgranan generosos en cada viaje, atravesando Caballito, Almagro, Abasto, Once, y microcentro hasta Retiro; "fin de la secciòn, señores pasajeros..."
       Dos Leyland con sus guardas, sus piolitas para anunciar que "bajamos en la pròxima", el guarda con su boletera pequeña balanceàndose en medio del ajetreo del mastodonte que atraviesa barrios en lenta peregrinaje hasta el destino diario.- 
              La foto es claramente de los años 60, otra ciudad en otro paìs  que nunca sospecho los tiempos que vendrìan, como hoy nos cuesta  entender el presente por lo que menos nos ocupariamos de descifrar los avatares venideros.-
       Calle Corrientes, infinita senda inimaginable cuando Garay apuntò al cielo y creo èste villorio con arrestos de gran urbe luego.- La ùnica con tantos buenos y cèlebres tangos (siempre la calle Corrientes) ,  la ùnica con una fauna tan propia y particular evocada en un programa (algo mas que un programa, con pelìcula propia y puesta teatral) que no podìa llamarse de otra manera que "Calle Corrientes", de RG (Roberto Gil) y actuando un ramillete de actores y actrices de ascendrada estirpe porteña.- 
     La calle que del puerto (todo llegò y partiò desde allì en èsta ciudad, pareciera) se remonta oronda entre recodos y barrios ùnicos hasta el descanso final en la Chacarita.-
        Cada generaciòn tuvo su romance y razòn de vivir con èsta calle.- Los 60 fueron de bohemia estudiantil y rebelde planteo existencial.- Fueron del Bar Ramos y La Paz,del San Martin y el Lorraine, de El Ciervo y La Ôpera en el cruce con Callao; de las librerìas y disquerìas aùn trasigando; De "El Nacional" y los teatros que aùn iluminan las noches de semana con brillos inigualables; del Paulista y La Giralda; De Las Cuartetas y Gûerrin; de Arturito y de infinidad de restaurante que movilizan nuestra ternura evocante al escuchar sus nombres.-
      Cada generaciòn tuvo su historia con la calle Corrientes, cada barrrio y sus muchachadas (las del siglo pasado, las de èste es todavìa muy làbil hablar); las historias se podrìan escribir a partir del medio de locomociòn, es decir, a partir del colectivo que acercaban al centro a los deslumbrados peregrinos de un culto hoy levemente enmascarado, el culto a la porteñidad, una total herejìa para los standares actuales de globalizaciones forzadas o no.- Para que se entienda y sin vueltas: mi colectivo era el 50, que salìa de enfrente al Piñero, hoy territorio sonàmbulesco llamado Bajo Flores.- Estaba el 6 de Soldati y Pompeya, en fin, el arco sur/norte fue y es amplio, cada cual encontrarà su inicio hacia la avenida.- 
     Ir al centro (vìa el 50, a la calle Corrientes, donde funcionaba el "mundo") era un paso importante en cualquier jovenzuelo del siglo XX y habilitaba, luego otras idas  y caminos en procura de esa carencia bàsica de la juventud, la experiencia.- En mi barrio se escuchaba "...pero si vos no pasaste la avenida La Plata todavia, no pasaste..".    (av. La Plata es una avenida que yendo al centro se atraviesa a travès de Cobo/Caseros, y significaba entonces como un lìmite entre lo cercano- yendo a pie, y lo alejado -necesidad de subir a un transporte de pasajeros,manera de recalcar en el destinatario su inexperiencia y distancia respecto al dicente, en fin, cosas de chicos que ya no lo son.-
     Hablamos de entrada de objetivo (1) al desanimar algunos rodeos tentadores por transitar; era y fue "acicalar" (adornar o arreglar a persona o cosa) tendiente a revitalizar-lo a partir de èste mòdico aporte.-mc
                

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