domingo, 30 de julio de 2023

BACHILLERES 1962-1966, CONTEXTOS Y VIAJE DE FIN DE CURSO.-


                            Eran tiempos aquellos de los inicios de los 60 en que se consideraba cumplida la tarea formativa  completándose  el ciclo escolar  primario; por lo menos en los estratos intermedio-bajos de la sociedad al que pertenecíamos la mayoría de los alumnos en aquel  1962 que iniciábamos el secundario en el INP.- El secundario era una oportunidad que en caso negativo, sería la antesala de la incorporación al mercado laboral.- Aunque la mayoría hacíamos con la cursada alguna actividad remunerativa en talleres o comercios de nuestros barrios. Ese era en general el contexto familiar de la mayoría de los alumnos; el contexto general, el barrial y el nacional era muy rico y algo diremos al respecto.- 

               Pompeya, el centro, es decir Esquiú y Sáenz y alrededores estaba plagado de pizzerías, un feliz escenario que nos dispondríamos a disfrutar, aún con nuestros flacos bolsillos.- Muchísimos comercios de ropas y de todo tipo, la feria sobre la calzada en Roca entre Sáenz y Centenera, el club Unidos de Pompeya, la feria de pájaros en la estación, el ferrocarril. sus vías, terraplén y estación.-
                  Tiempos de golpes de estado que entronizaban gobiernos militares, particularmente 1962, año de nuestro primer año secundario, cuando  el desconocimiento de las elecciones del mes de marzo precipita la salida del presidente constitucional, don Arturo Frondizi.- En septiembre del mismo año, el enfrentamiento entre azules y colorados en varios sitios de la ciudad ocasiona víctimas fatales y grandes daños en parques y sitios de la capital; absortos porteños y el país todo del enfrentamiento interno entre fuerzas armadas encargadas de la defensa ante un ataque externo.- Más luego,en 1966 el derrocamiento del presidente legal, don Arturo Umberto Illia, y su reemplazo por la dictadura de Onganía.-
              Época en 1962 de radicales "Del pueblo" e "intransigentes", de peronistas proscriptos; de socialistas de Palacios, a quien llegué a ver "dirigiéndose al pueblo" desde un estrado, ante abigarrada concurrencia en la esquina de Roca y Centenera; de los bonos del "Empréstito 9 de Julio"  obra magna del ministro Alvaro Alsogaray, con grandes anuncios en los negocios de ropa proclamando su "aceptación" para la compra; sobre Esquiú entre Fournier y Tilcara la comisaría 34a, al lado de la cual funcionaba un activo comité del Partido Socialista, proximidad que me causaba extrañeza, ya entonces y sobre todo en aquel trempo, relacionando a la izquierda y a la policía como términos antagónicos.-
               Y Manzi; Homero Manzi había escrito "Sur" no hacía mucho, en 1948, era casi "un tema nuevo", unido a su equivalente "Barrio de tango" de 1941, temas como el resto del repertorio tanguero que sonaban omnipotentes en las radios de la ciudad, medio electrónico casi monopólico en los hogares porteños en tiempos de mínima participación de música extranjera.- 
              Los domingos, volviendo de misa "obligatoria, con lista en mano a cargo del propio P. Carlos Naselli) volviendo a casa caminando para comprar alguna golosina y "pasear" por el barrio, todavía plagado de corralones con sus inquilinos, caballos y carros, con su terraplén, sus vías y ferrocarril "que silba su adios", con la esquina de Tabaré y Centenera mencionada por Manzi, con el "percal" imaginado en alguna silueta femenina en algún zaguán, todos elementos que veía en la realidad  y había  mentado poéticamente por Manzi en sus obras.- Más adelante sabría que ese fiel letrista de los barrios había nacido en Añatuya (Santiago del Estero), que fue pupilo durante dos años en el Colegio Luppi de Esquiú y Lanza (hoy Homero Manzi) mientras vivía con su familia en Boedo, avenida Garay casi Danel, y que había recreado en  versos sus vivencias en tiempos de pupilo y que todavía existían en Pompeya por aquellos iniciales años 60.- También que sería como un faro en aquel adolescente (yo) afecto a las letras (ajenas).-
                    En 1966, terminando el secundario a varios nos asaltó una sensación  contradictoria: cinchando y bregando para que pase el tiempo y arribar al fin del bachillerato y sin embargo cada día del tramo final era una pérdida mas que ganancia.- Pasaban horas y días fatalmente veloces y el vacío de perder un ámbito, unos amigos y una rutina ahondaba una incipiente angustia por el final.-
                    Habíamos planificado un viaje de fin de curso, que eran novedad por entonces; es decir, no existían tan generalizados como fue muy pronto; un gran negocio y una experiencia especial del egreso.- No existían las empresas o eran imperceptibles, aquellas dedicadas a la organización de los viajes de fin de curso.- Habíamos previsto una campaña por fondos para el viaje y estadía; consistía básicamente y como inicio la realización de una "velada danzante" en el anexo del club Unidos de Pompeya de la calle Ventana, donde funcionaba la biblioteca del club.-Rotundo fracaso resultó por lo menos en lo económico. Fin de la "recepción de fondos" por esa vía y fin del proyecto todo.-
              Hacia septiembre, en ocasión de un feriado largo, viajamos por nuestra cuenta y en el ferrocarril Roca; 16 alumnos con dos carpas, una grande y una pequeña para las provisiones y para dos "guardianes" de las mismas; partiendo de Constitución y con destino final luego de tres horas en San Miguel del Monte, distante 115 kms. de la partida.- Fue una experiencia positiva, esa ciudad no era lo que es hoy; acampamos en unos terrenos aledaños al club Independiente, y con la laguna a merced, para la pesca y algún viaje con lanchas de alquiler.- Fueron casi 5 días, antesala  o ensayo general de la ida "por las nuestras" a Bariloche y Esquel en enero de 1967, aunque sólo fuimos de la partida 6 alumnos del total de 16 que finalizamos el curso de la tercera promoción de bachilleres del INP, esa será otra historia.- MC
Nota: el distintivo, eso es, del encabezamiento fue una idea de algunos compañeros que tomando placas de acetato (de viejas radiografías, tal vez) las pintaron con pintura esmalte color anaranjado, y fijaron unas letras y calavera sobre las superficie.- En esa época no eran muy común llevar distintivos de un curso al egresar, menos la generalización o facilidad de encargarlos en algún sitio, es decir,  no existía casi la industria del egresado (hasta  de jardincito, nadie queda afuera) expresada en viajes. ropa, distintivos, etc.etc.

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