martes, 26 de septiembre de 2023

1966, INP Y UN VIAJE DE EGRESADOS "ARTESANAL" Nota uno.-


                                      Fin de cursos y Bariloche: la meta deseada de generaciones de egresados desde hace 60 y más años, hoy es una auténtica industria sin chimeneas que involucra a miles de egresados, sus solidarios padres que solventan parte o totalmente el presupuesto, y miles de agentes turísticos que dan vida al fenómeno del "viaje de fin de curso".- 

                     Aquellos bachilleres egresados del Instituto Nueva Pompeya de 1966 idearon "su" viaje de egresados en época cuando esa práctica era inhabitual y no ostentaba el carácter imperativo que luego se impondría hasta hoy, en que constituye un derecho adquirido y arranca aún con los niños del jardín.- Fueron 6 aquellos "adelantados" y la tarea revistió más artesanía e improvisación que modelos a imitar.- Fueron 6 y sus nombres Dardo, Juan Carlos, Federico, Luis, Roberto y Mario.- Un ideario y un impulsor que sobresalió del resto, Dardo Abel Campominosi a quien recuerdo el más activo promotor proponiendo el itinerario y la necesidad  de "fabricarnos" los elementos básicos del viaje, de allí lo de "artesanal".- Habíamos consultado precios en un local de rezagos militares de Alsina apenas traspuesto el puente, y aquellos precios nos embarcaron en la aventura de fabricarnos los elementos nosotros mismos.-
                 El viaje se iniciaría en Plaza Constitución con el FFCC Roca hasta Ingeniero Jacobacci en Río Negro, el transbordo a La Trochita hasta Esquel ya en Chubut, 15 días allí y luego a Bariloche en un desvencijado Isotta-Fraschini sobre rutas de ripio.- Fueron 40 días hasta retornar desde Bariloche a Constitución.-
                   Se fabricaron las 6 mochilas partiendo del armazón de caños, la mochila propiamente dicha de tela, las dos carpas de "tela de avión" en color blanco y con sobretecho, también las bolsas de dormir.- Se movilizaron talleristas y bolsillos propios y de familiares.- Cantimploras y "cuchillo de monte", y comida, la necesaria para 6 jóvenes y con un denominador: hidratos en forma de polenta, fideos y de arroz elegidos por su bajo costo, más latas de caballa y de mejillones, alguna latita de paté más algunos paquetes de galletitas y algo de dinero para matizar con otros alimentos en cada etapa del viaje.-
                       El viaje se extendería desde el 7 de enero hasta mediados de febrero de 1967; partiendo desde los andenes a la izquierda de la parrilla de egresos en Constitución, con encuentro en la puerta de la calle Hornos; parece  verse el auto del padre de Dardo, y llegando a la partida en  Estanciera (de mi hermano Luis) en una tarde-noche de calor típica de la fecha.- 
                    No eran los únicos, era un convoy de cerca de 8 vagones (de aquellos con asientos rebatibles y acolchados en color marrón) casi exclusivamente con mochileros empeñados en  desentrañar  a esa Patagonia casi desértica entonces y plena de interrogantes.- En los 60 esa porción de la Argentina era un sueño y un misterio; a partir de esos años se promovió intensamente la radicación de población y el desarrollo por razones de estado.-
                 Partiriamos con la polenta y las latas de caballa a eso de las 7 de la tarde, llegando a la mañana siguiente a Bahía Blanca, cumplimos 24 horas en pleno desierto rionegrino y arribamos a Ingeniero Jacobacci a las 11 de la noche, allí esperaba el trencito de La Trochita, una joya de principios de siglo con 5 ó 6  vagones de madera, casi de juguete, bajitos, de trocha angosta y una estufa a leña gigantesca que ocupaba la parte media en cada vagón, necesaria e imprescindible por el frío y para recorrer los entonces 501 kms. del recorrido, con 450 curvas, y recorriendo la estepa chubutense pletórica de fauna típica en llamas y otros animales, hasta llegar, después de 15 horas a Esquel, ciudad del oeste chubutense, donde luego de casi 48 hs. se cumplió  la primera etapa en viajes del recorrido final.- De Allí en camión al Parque Nacional Los Alerces, y la sorpresa de ver picos nevados por doquier (por primera vez en mi caso), auténtica sorpresa para jóvenes porteños duchos en calles de adoquín, cordón y asfalto.
                      El viaje había sido animado con algunas partidas de truco y de chinchon, sandwiches, una tarta de acelga más algunas frutas, y de entorno a través de las ventanillas del Roca la provincia de Buenos Aires, monótonamente verde y plana, más Río Negro, igual aunque de arbustos y aridez y serpenteando algunos animalitos ágiles y sorprendidos con la maquinaria civilizatoria del Roca, en medio de tormentas leves pero continuas de polvo que penetraban ropa y pulmones.- Sonaba alguna guitarra en medio del viaje, y un clima y espíritu mochilero en auge en la sociedad argentina de entonces que encontraba otra manera de viajar y conocer.- Alguna película (sobre mochileros) que reflejaba el nuevo fenómeno y la patria amplia y generosa que recibía los nuevos heraldos de las ciudades.-
                    Eran épocas sin teléfonos fijos casi, una rareza enmendada parcialmente con cartas para comunicarnos con la familia; si de una radio Spica que llenaba los momentos huecos con emisiones de radios locales en cada caso y hasta Radio Concepción de Chile acercados a la frontera cuando estuvimos acampando en lago Rivadavia.- Eso si, una maquina de fotos marca Gevaert  de baquelita rigurosamente de color negra, (préstamo de mi cuñada Tina), que produjo algunas fotos como la que ilustran éstas líneas, donde se enumeran de izquierda a derecha a Dardo, Federico, Juan Carlos, Luis y Roberto, más Mario detrás de cámara haciendo click.- El escenario es a orillas del lago Nahuel Huapi, muy cerca del centro, en el camino al Llao-Llao y en una entrada al lago frente al vivero Stein.-
                     Llegados a Esquel y camino a Los Alerces, nuestro itinerario indicaba lago Futalauquen con su puerto Limonao como primer destino para los excursionistas (término en desuso), y un rincón silvestre y desierto para acampar al lado de una lujosa posada que recibió esos días a un ministro del gobierno nacional asomado a una ventana, no era otro que aquel famoso luego canciller en el conflicto por Malvinas en 1982, otra historia lejana e imposible de predecir entonces, era 1967.- mc
                              
                        
                       

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