Objetos vulgares y pasajeros, se van rompiendo y desechando a lo largo de los años vasos y otros utensilios del diario vivir, éste no.-
Dice la historia, mi padre lo compró en el bazar (aún en pie) de Centenera y Salvigny, en mi barrio.- Es muy posible al saber que mi viejo tenía el garage de su Plymouth a 40 metros, el taller mecánico y los amigos en las inmediaciones.-
Siguela historia oral del caso: tenía yo un año y despuntaban los años cincuentas.- Lo usé durante años para la limonada, el vino con (mucha) soda, y levabamos en casa la cantidad de caídas que sufrió en sus avatares domésticos.-Y no se rompía, con alegría sumabamos cada valor al récord; cuarentaytres veces y no se rompe....un día, sabio consejo, mi madre dice, se va a romper, no lo uses más, lo dejamos bien guardado..todavía sigue así.-
Siempre recordaba las palabras que rodeaban al dichoso vaso cada vez que volaba al piso, desparramaba contenido y le agregabamos número a la caída.- Siempre acompañaba mi madre la caída con un comentario; al rodar y esperar que no sea la última caída, se escuchaba decirme: "te lo compró tu papá cuando tenías un año".....mi viejo hacia años había muerto.- No podía romperse ese vaso que me regaló mi viejo, no.- Cuando la propuesta "te compro otro y éste lo guardás bien..para que no se rompa...." agregaría internamente "para que nunca me falte el recuerdo de mi padre"...y lo imaginaba saliendo del bazar con el vaso envuelto en papel de diario, cruzar Somellera, tomar Picheuta, cruzar Cobo y darme el vaso, el vaso que nunca se rompe, el que nunca falló ni fallará, porque un poco es mi viejo ese pedazo de vidrio templado que alguna vez, quizás estalle definitivamente, o no, como hasta ahora...allí está hoy, rodando una vez más por el orbe hoy, aqui, aunque irrompible como siempre.-mc
Foto: si, es el vaso del relato.-
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