martes, 2 de mayo de 2017

"TRISTEZAS DE LA CALLE ZELARRAYAN"

(Cruce de las calles Picheuta y Zellarrayán al 1300.- 2016-CABA)
                           Tristezas supone alegrías,el sinfín de casi todo organismo vivo o inanimado; también una calle puede tener sus tristezas que pueden ser la de sus habitantes (parafraseando a "Tristezas dela calle Corrientes") ; por qué no, sin ser tan célebre  la calle Zelarrayán pueden señalarse unas y otras.- 
De las tristezas de la calle Zelarrayán que no implican sufrimiento  que sepamos puede decirse que se confunde su nombre y aparece aún en placas municipales como SE...y no como ZElarrayán....hasta le han agregado una L a la única L,también ha aparecido el nombre con una sola R, en vez de RR y del acento...no exijamos tampoco tanto.- 
              Otra tristeza es su derrotero, errático como pocos en la historia nomenclatural porteña.- Sólo 14 cuadras en Parque Chacabuco, se pierde luego siguiendo sólo "imaginariamente" al  atravesar Flores y Villa Soldati, renaciendo recién en Escalada, inicio de Villa Lugano  hasta avenida Piedrabuena, otras 19 cuadras, aunque, con una  guapeada, reconozcamos, atraviesa "imaginación" mediante la autopista Dellepiane.- 
               Relativista al fin, en Parque Chacabuco (mi barrio), en 14 cuadras poseen sus calzadas tres distintos formas constitutivas, históricamente determinadas: empedrado la mas antigua, de Centenera a Cachimayo, algunas posteriores asfaltadas, y de cemento las restantes entre las 14 consideradas.- O sea,la calzada indica en cada caso la época de su hechura, tres en total en 14 cuadras.- Las dos cuadras pedregosas (de Centenera a Cachimayo) son reliquia que aún escapa al afanoso "plan de asfalto" por adjudicación de obra....
         Alegrías: entre decenas, ver allá por los años 60 a dos proto-Messi, el Titi y el Panza, dos "enanitos" en parte del empedrado que vemos arriba, entre Picheuta y Cachimayo, desafiando la gravedad y la fantasía con sus duetos inolvidables entre desparejos adoquines que no eran ápice para el talento innato.-Otra alegría: ver al loco Cantó (no recuerdo su nombre, si su cara) preparar su auto de carrera y subirlo raudo y audaz a un camión para trasladarlo a algún circuito donde abandonar era recurrente como nuestro asombro al ver y oír esos zumbidos de un TC de entonces y en el barrio, nada menos, no había que acercarse a autodromo o circuito callejero alguno, lo teníamos en el barrio a Cantó, una estrella fulgurante en pechos henchidos(los nuestros).-
      Una a mitad de camino entre alegría y tristeza: desde 1938 hasta 1956 alegraba al barrio el Club Social y Ciclista Picheuta, sito en nuestra calle al 1300 (vereda impar); boxeo,basquet, bicicletas y bailes de carnaval eran su aporte a la alegría para aquellos vecinos de casitas pobladas por inmigrantes y por criollos que  mutóse en tristeza (una más) con la desaparición del club del barrio.-
      Tristezas, además de las pedestres e imaginables una multiplicada por tres que son una y miles en definitiva.-
      Tres vecinos jóvenes por los años 70, desaparecidos en la tragedia más importante que sufrió el país en el siglo pasado: Jóse(fina), el turco Emilio y Daniel, tres luchadores de los años aquellos,vecinos de siempre y víctimas del terrorismo de estado imperante en la segunda mitad de la década.- Sobre todo Daniel, amigo de la infancia, racinguista, peronista y gran padre.-
                  Y los vecinos, aquellas caras y voces de todos los días en un saludo y una sonrisa, o no a veces.- La familia Trujillo, numerosos y zapateros los mayores, un actor, y un amigo inclasificable, Luis, el Truji, tema para una enciclopedia mas o menos; don Bruno, el polaco arregla-tutti, don Fortunato y sus hijas que evocaban las del rey de Italia, padre de Mafalda y de Yolanda como Victorio Emanuelle II; Calucho, sanlorencista y luchador sin pausa en la vida; Norberto Lolo Vanegas, otro cuervo, gran futbolista, tempranamente ido, actor vocacional y personal exégeta de la obra arltiana en sus grandes líneas y en las sugeridas por el genial novelista , del Che, de Perón, de Tito Cossa y su naturalismo sesentista.-Y el sino trágico de la muerte joven en reiterados casos por encima, imagino, del promedio general.- No me olvido de Puente, con quien intercambiábamos revistas "mexicanas" al amparo en aquellos veranos, del frescor del zaguán de su casa en Zelarrayan al 1300.-
       Y ahora que nombré a algunos de los pibes aquellos de aquel tiempo un comentario complementario: nos ganaban siempre por goleada cuando nos desafiábamos; era un trámite para ellos que ganaban de a 12 a 0; jugando en el desparejo empedrado entre Centenera y Picheuta eramos "pan comido" al que le agregaban las cargadas del caso  ante la furia de nuestros jugadores; otro tanto juntando maderas para San Pedro y San Pablo; acopiaban siempre más y mejores elementos para la gran fogata de junio.- Era simple, eran muchos mas en número que las escuálidas huestes de Picheuta (mi calle), aún cuando agregásemos refuerzos de la avenida  Cobo y los pasajes cercanos.- Fue un trauma en algún tiempo lejano, breve y pasajero,luego convivimos, ya algo mas grandes en edad.-
      Ahh...y quien es el mentado Zelarrayán?..pregunta liminar si las hubiere para éstas líneas: Juan Zelarrayán (1790-1838) militar, tucumano, rosista en la campaña al desierto del restaurador; conspirador en 1838 y por ello fusilado,es  llevada su cabeza al gobernador de Buenos Aires que la eligió ( a la cabeza) como aleccionador ejemplo de su fiereza ante la disidencia a sus designios; delicias de los desencuentros de aquellos años en la Argentina.-
      La crueldad no es atributo sólo actual, está enraizado hondo en los grandes y no tanto temas y conflictos nacionales desde siempre.-
Un ruego: no tapen (no asfalten , por favor¡¡¡) esos aireados adoquines en las 4 cuadras mencionadas más arriba:- Libres y soberanos, naturales y evocadores de algunas alegrías merecen vivir de cara a las inclemencias como testigos mudos de un pasado distinto.- Soportar eneros recalcitrantes e inviernos acuosos, intensos picados, alguna fogata de San Pedro y San Pablo como las que enarbolábamos  allá por aquellos felices años 60.-mc

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